domingo, 11 de enero de 2015

Platón pedagogo

Flashback: Mayo 2014...

...“Elevarse”, “Iluminarse”, “liberarse” son sinónimos para Platón. En la medida en que el hombre supere el sentido común y pueda descubrir lo que hay detrás de la experiencia sensible comprende que lo visible no es más que una imagen (o una copia) confusa de lo realmente real.

De esta forma, elevarse hacia lo eterno, lo inmutable y lo inteligible; iluminarse con los rayos de la luz del conocimiento cual sol que alumbra la tierra y dota de visa a los seres que habitan en ella; y liberarse de la presión de la ignorancia conforman la finalidad pedagógica que persigue Platón.

Ahora bien, el filósofo ateniense no sólo distingue entre dos mundos posibles (el sensible y el inteligible) sino también entre dos formas distintas de acceder al conocimiento de cada uno de ellos: La opinión y la ciencia.

Partamos de un ejemplo: Supongamos que somos estudiantes de medicina. Durante nuestras largas y exhaustivas tardes (y  noches) de estudio, vemos y estudiamos múltiples ejemplos individuales de enfermedades. En consecuencia, vamos definiendo qué es una enfermedad. Y a partir de lo que es una enfermedad llegamos a la idea de enfermedad definida por la medicina, lo que nos va a permitir entender cuándo alguien está enfermo y cuándo no lo está. Este proceso no es otra cosa que el acercamiento a las ideas ya que, según Platón, necesitamos hablar de ideas para poder tener cualquier conocimiento científico sobre algo.

Por otro lado, su ideario también se expresa convenientemente en una de las tantas alegorías que Platón postuló a modo de ejemplo: la alegoría de la caverna, la cual es posible relacionarla con la idea de educación.

La caverna y las sombras que allí se proyectan (que equivalen metafóricamente a la opinión, la creencia y la experiencia sensible) son como una prisión que nos sumerge en la ignorancia y nos lleva al error. Salir de la ignorancia y eliminar todo conocimiento erróneo significaría liberarse de esa prisión para ir en busca de la razón.


Sin embargo, con la liberación no alcanza, hay que iluminar a los que aún están en la oscuridad. De esta manera, es tarea del docente mostrar el camino ascendente hacia el conocimiento y el entendimiento, exponer la vía para llegar a las ideas y guiar al alumno hacia ellas para no incurrir en el error.

Y esto no es sólo aplicado a los alumnos, sino también a los docentes, quienes constantemente deben repensar su actividad.

En conclusión, la educación es un compromiso permanente, no sólo con uno mismo sino también con los demás. No se puede obligar a nadie a aprender pero el docente puede demostrar al alumno el camino seguro para que alcance el conocimiento y otorgar un sentido o propósito para que el conocimiento no se pierda.

Y aunque el aprendizaje pueda resultar “doloroso” porque se necesita esfuerzo para superar las opiniones cotidianas y elevarse hacia lo que verdaderamente es, la recompensa vale el esfuerzo.



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