sábado, 17 de enero de 2015

Detrás del pizarrón

Agosto 2014

La película que lleva este mismo nombre se basa en la experiencia real de una docente estadounidense cuya primera práctica como tal aconteció en una escuela para niños y adolescentes marginados. La misma refleja las diferentes situaciones que la joven atravesó así como también las distintas problemáticas de los alumnos y su relación con el proceso de aprendizaje.

En primer lugar, es menester analizar el rol del docente y cómo éste se desarrolla. Cabe destacar que, cuándo la docente apenas arriba a la escuela, en realidad ésta no está conformada como tal. Por ejemplo, el aula es todo menos un aula. De allí la constante insistencia a las autoridades e iniciativa propia para transformar aquel espacio en un aula propiamente dicha. La maestra, de nombre Stacey Bess, cree en todo momento que no puede enseñar si el ambiente no está en condiciones para ello. Es sumamente importante que los recursos, los insumos y la higiene sean óptimos (o lo más cercano a ello) y no un obstáculo para que los niños puedan aprender. 

Por otro lado, desde un primer momento, la creatividad, la iniciativa y el entusiasmo de Stacey choca con el desinterés de los niños y la despreocupación de sus respectivas familias. Pero es esta misma insistencia y gracias a las diferentes actividades que la docente dispone (por ejemplo, el trabajo con determinados valores como el respeto o el hecho mismo que la docente esté dispuesta a escuchar cuanto sea que los alumnos quieran contar) hacen que, poco a poco, la curiosidad se despierte en ellos.

 Más allá de los métodos didácticos utilizados para enseñar, son la adecuación a la realidad de los alumnos y su deseo de que adquieran conocimientos básicos -porque el derecho a aprender lo tienen todas las personas-, las cuestiones que hacen posible el proceso de enseñanza-aprendizaje. Resultó interesante cuando un alumno le preguntó a Stacey  ¿Por qué pretendes que aprendamos esto?, y ella le contestó Porque si lo aprendes, es tuyo. Es este tipo de actitudes y de dichos fue lo que hizo que los alumnos, y posteriormente sus familias, se comprometieran. Tal vez, la posesión simbólica de un conocimiento determinado los haya hecho comprender que, aunque desprovistos de todo y fuertemente marginados, ningún niño y ningún padre en esa particular posición están condenados a permanecer así para siempre. La educación permite ver la realidad, y al verla se la puede transformar.

Eso se relaciona directamente con la situación particular de los niños y adolescentes que se encuentran en el centro de acogida. La diversidad de edades y de historias personales es múltiple y variada. Pero no cabe duda de que esto influye. Cuando Miss. Bess se preguntó por los libros cuando la prioridad era sacar de la calle a sus alumnos y alimentarlos, no hacía otra cosa que manifestar la profunda dicotomía que enmarcaba su función como docente en ese contexto particular. ¿La finalidad de la educación es la asistencia? ¿Es reinsertar a los niños a la sociedad? ¿O es impartir posibilidades para la construcción del conocimiento? Es todo esto y mucho más. Pero la docente siempre tuvo en claro que su rol era enseñar.

A su vez, es importante destacar que, la escuela es un lugar sumamente importante para la construcción de la identidad y la subjetividad. Danny era un adolescente que, justamente, se encontraba en dicho proceso. El paso por la adolescencia no es un recorrido lineal sino uno donde  se producen muchos cambios y procesos tanto físicos como psicológicos. Danny era un chico rebelde y contestatario pero también sumamente perspicaz e inteligente. La docente observó esto mismo en él y por ello lo llamó líder. Su confianza en él hizo a su desarrollo pleno y a la posibilidad de constituirse a sí mismo.

Como sostenía Stacey la escuela es el lugar desde el que empiezas a ver quien quieres ser y es justo en la pizarra – y más allá de ella- donde está ese lugar.


La educación prohibida

Agosto 2014

El documental llamado “La educación prohibida” nos permite reflexionar, como futuros docentes, acerca de ciertos aspectos de gran importancia sobre el hecho educativo. Es a través de conocimientos adquiridos en el espacio de la práctica II y en otras materias que se procede a un breve análisis sobre tres cuestiones particulares:

• El conocimiento en la escuela
• El adolescente y la subjetividad
• La tarea docente

El conocimiento en la escuela: ¿Qué se aprende en la escuela?

El conocimiento es un bien cultural. Está ahí y forma parte de todas las sociedades de todo el mundo. Pero el conocimiento puro y original no es el que llega a la escuela. Un tamiz donde decisiones, selecciones, manipulaciones y negociaciones entran en juego convierten a un saber de carácter científico en uno propenso a ser enseñado en las aulas.

De esta manera, la curricula la arman administrativos y, los docentes, se remiten a ella a la hora de enseñar. El diseño curricular es para todo docente la hoja de ruta que debe seguir para llegar a la meta. Entonces, tal y como sostiene el documental ¿Qué sucede cuando los docentes se basan en cumplir detalladamente con el programa dejando de lado, muchas veces, otro tipo de conocimientos y vivencias que pueden surgir? ¿Qué tiene que ver esto con que las escuelas se convierten en espacios de tedio y aburrimiento para los niños y jóvenes?
 
Por un lado, desde sus orígenes, la escuela se erigió como el principal factor de reproducción social y cultural. No podemos obviar que la escuela contribuye a transmitir gran parte de los bienes culturales de generación en generación. Sin embargo, también es preciso destacar que las sociedades cambian, que los conocimientos cambian y que nada es permanente. Entonces, claro está que lo que se aprende en la escuela es constantemente actualizado y revisado.

Pero dicha actualización y revisión, que es realizada por expertos y administrativos, debería  partir de la práctica misma, de la realidad misma. El documental plantea, entre otras cuestiones, revalorizar el rol docente y ampliar el protagonismo de los alumnos. Por lo tanto, no resultaría descabellado pensar que participen alumnos y docentes en la determinación de  aquello que se debe enseñar en la escuela

El adolescente y la subjetividad: Aprender a ser uno mismo

La escuela es el ámbito en el cual los jóvenes constituyen su subjetividad y su identidad. En la escuela, ellos son principalmente “alumnos”. Esta cuestión identitaria se construye en el aula, en las clases y en el contacto de los jóvenes con sus pares y con los profesores u otros directivos.


Además, esta construcción apunta a que los adolescente puedan aprender a pensar por sí mismos, a tomar decisiones, a clarificar sus sentimientos y emociones y a convivir con los demás.


Cuando en el documental, un adulto le pregunta a una joven ¿Vos no querés ser alguien en la vida? y ella sin dudarlo le contesta con absoluta razón pero si yo ya soy alguien en la vida, se manifiesta la importancia que tiene para la escuela y para los docentes concebir a los jóvenes como seres auténticos, singulares e irrepetibles y no como una masa homogénea cargada de expectativas  que debe ser modelada.

Cada alumno se “produce a sí mismo” pero esta tarea resulta imposible si el adulto no está allí para él; es decir, si no está allí para resaltar valores como el respeto y la responsabilidad por sobre el materialismo y la competencia, si no está allí para ser un ejemplo con el cual identificarse o con el cual contrastar, si no está allí para incluir en vez de excluir.

La tarea docente: El docente también aprende

Para el pedagogo brasileño Paulo Freire, es una característica inherente al ser humano la capacidad de aprender. Sostiene que el ser humano es inacabado y que, consciente de ese inacabamiento, se sumerge en un proceso de búsqueda. El motor de esta búsqueda es la curiosidad que, como un ser inquieto que cada uno tenemos en nuestro interior, nos impulsa a preguntar para obtener respuestas.

El docente que deposite el conocimiento en sus alumnos sin influencia alguna de la curiosidad, la creatividad y la crítica no sólo logrará que sus alumnos no aprendan sino tampoco aprenderá nada desde su rol. Porque el docente aprende al enseñar y el alumno enseña al aprender.

Por eso, el documental refleja lo importante que es que la escuela no acalle la curiosidad, la espontaneidad, el interés, la voluntad, y la rebeldía de los alumnos. Y lo significativo que resulta que el educador no exponga verdades y respuestas ya dadas, sino que los educandos puedan descubrir esas verdades y puedan preguntar e indagar.


En síntesis, la tarea del docente debe consistir en mostrar “misterios” para que los alumnos se “sorprendan” y encuentren explicaciones de modo que la creación conlleve al aprendizaje.


En conclusión, el presente documental abre las puertas a la reflexión sobre la problemática actual de la educación. Ninguna opinión de cada persona entrevistada es la verdad absoluta ni ninguna experiencia allí reflejada es “la mejor educación posible”. Pero tampoco las ideas expresadas deben ser descartadas por caducidad o por ser utópicas. Por el contrario, tal vez no sea posible aplicar en la práctica todos esos preceptos, porque hay tantas escuelas como realidades sociales, pero si será posible tenerlos presentes para seguir adoptando una postura reflexiva y critica.

martes, 13 de enero de 2015

La noción de obstáculo epistemológico

Flashback: Agosto 2013

Respecto a la noción de obstáculo epistemológico, ¿Por qué considera Bachelard que hay que “…poner la cultura científica en estado de movilización permanente, reemplazar el saber cerrado y estático por un conocimiento abierto y dinámico, dialectizar todas las variables experimentales, dar finalmente a la razón motivos para evolucionar.”? (Bachelard, G. La noción de obstáculo epistemológico. Pág. 21)

Bachelard considera que la movilidad y la constante evolución dentro del ámbito científico son sumamente importantes porque permiten que el espíritu pueda conocer adecuadamente la realidad. La inmovilización, el conformarse con lo dado, con el saber ya constituido, asfixian a dicho espíritu.  La única manera de lograr que la razón evolucione es a través del abandono de ciertos hábitos denominados “obstáculos epistemológicos” que son barreras que se oponen a la formación de un nuevo espíritu científico.

Estos obstáculos no son impedimentos externos al conocimiento, por el contrario, son obstáculos internos, inseparable al acto mismo de conocer.

Muchos son los obstáculos epistemológicos con los que podemos llegar a encontrarnos. Toda la experiencia anterior, nuestras ideas, nuestros prejuicios, juegan el papel de obstáculos al conocimiento. 

El conocimiento nunca parte de la nada misma. En todos los casos se conoce sobre la base de conocimientos anteriores, y el conocimiento científico se construye enfrentándose contra esos conocimientos anteriores, que operan como obstáculos para una nueva forma de concebir el fenómeno o el caso en cuestión. Es por esto que debe superarse cualquier obstáculo de este tipo. “Se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza a la espiritualización. 

Tampoco “es entonces imposible hacer, de golpe, tabla rasa de los conocimientos usuales. Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios.” De esta manera, los prejuicios tampoco permiten el contacto directo con la realidad. Frente a lo real, lo que cree saberse claramente perjudica a lo que debería saberse. 

Además, Bachelard explicita que el primero de todos los obstáculos es la opinión Nada puede fundarse sobre la opinión: ante todo es necesario destruirla.” Las apariencias, el conocimiento empírico, la observación, entre otros, constituyen otros obstáculos epistemológicos.

Por lo tanto, el conocimiento científico no consiste en la acumulación de observaciones, sino que consiste en una construcción cuyo primer paso es la formulación de preguntas que cuestionan (problematizan), precisamente, el saber constituido. El espíritu científico capaz de superar cualquier obstáculo, ante todo, un espíritu que interroga, que formula preguntas. 

Ingresando en el ámbito educativo, el autor identifica que en el mismo no se tiene en cuenta la noción de obstáculo epistemológico. El docente no trabaja con alumnos que son, cada uno de ellos, una tabula rasa. Todos ellos tienes saberes previos, prejuiciosos, opiniones, intuiciones, presunciones que juegan e interactúan entre sí en una situación de clase. Bachelard afirma, valiéndose de un ejemplo, que los profesores “no han reflexionado sobre el hecho de que el adolescente llega al curso de Física con conocimientos empíricos ya constituidos; no se trata, pues, de adquirir una cultura experimental, sino de cambiar una cultura experimental, de derribar los obstáculos amontonados por la vida cotidiana.”

La vida cotidiana es un campo minado de obstáculos epistemológicos. La razón jamás evolucionará, el conocimiento jamás dejará de ser cerrado y estático para pasar a ser abierto y dinámico si, en primer lugar, no se reconocen dichos obstáculos y, en segundo lugar, si no se los afronta. “De ahí que toda cultura científica deba comenzar (…) por una catarsis intelectual y afectiva”, tal y cómo lo expresa Bachelard. Una catarsis desde dentro hacia fuera, desde el obstáculo a la superación.

domingo, 11 de enero de 2015

Las malas palabras

La siguiente transcripción pertenece al discurso que Roberto Fontanarrosa expuso en el III Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) llevado a cabo en Rosario en el año 2004.

Es para ponerse a pensar en lo que dejamos y no dejamos que digan los alumnos, en lo que ellos quieren decir y no pueden y si existe de verdad una única forma correcta de decir las cosas.

Claro está que una institución educativa presenta reglas y una de ellas en la de no permitir exabruptos en el lenguaje empleado por ninguno de los actores del ámbito escolar, en especial los alumnos. Y claro está también que nosotros, como profesores de prácticas del lenguaje, debemos trabajar con los educandos para que amplíen su vocabulario y sepan adecuarlo a diferentes circunstancias de la vida.

Sin embargo, surge la duda: ¿Tan malas son las malas palabras? ¿De verdad empobrecen el vocabulario? ¿Las malas palabras tienen menos sentidos que las buenas palabras?

Las siguientes palabras del Negro son sumamente enriquecedoras y nos hacen pensar a la hora de trabajar con el lenguaje en el aula.

No digo más, aquí va lo prometido:

"No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la lengua es un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso voy a hacer.

La pregunta es por qué son malas las malas palabras,¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto?

Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural.

Yo me acuerdo de que en mi casa mi vieja no decía muchas malas palabras, era correcta. Mi viejo era lo que se llama un mal hablado, que es una interesante definición. Como era un tipo que venía del deporte, entonces realmente se justificaba. También se lo llamaba boca sucia, una palabra un poco antigua pero que se puede seguir usando.

Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se encerraban a putear. Lo que era la falta de la televisión que había que caer en esos juegos ingenuos.

Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”.

Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física.

No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo.Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo”–que no sé si está en el Diccionario de Dudas- está en la letra “t”. Analicémoslo. Anoten las maestras. Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”.Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y de una hipocresía…

Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso.               

Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra “mierda”, que también es irremplazable, cuyo secreto está en la “r”, que los cubanos pronuncian mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la falta de posibilidad expresiva.


Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar."



Mel.-.

Platón pedagogo

Flashback: Mayo 2014...

...“Elevarse”, “Iluminarse”, “liberarse” son sinónimos para Platón. En la medida en que el hombre supere el sentido común y pueda descubrir lo que hay detrás de la experiencia sensible comprende que lo visible no es más que una imagen (o una copia) confusa de lo realmente real.

De esta forma, elevarse hacia lo eterno, lo inmutable y lo inteligible; iluminarse con los rayos de la luz del conocimiento cual sol que alumbra la tierra y dota de visa a los seres que habitan en ella; y liberarse de la presión de la ignorancia conforman la finalidad pedagógica que persigue Platón.

Ahora bien, el filósofo ateniense no sólo distingue entre dos mundos posibles (el sensible y el inteligible) sino también entre dos formas distintas de acceder al conocimiento de cada uno de ellos: La opinión y la ciencia.

Partamos de un ejemplo: Supongamos que somos estudiantes de medicina. Durante nuestras largas y exhaustivas tardes (y  noches) de estudio, vemos y estudiamos múltiples ejemplos individuales de enfermedades. En consecuencia, vamos definiendo qué es una enfermedad. Y a partir de lo que es una enfermedad llegamos a la idea de enfermedad definida por la medicina, lo que nos va a permitir entender cuándo alguien está enfermo y cuándo no lo está. Este proceso no es otra cosa que el acercamiento a las ideas ya que, según Platón, necesitamos hablar de ideas para poder tener cualquier conocimiento científico sobre algo.

Por otro lado, su ideario también se expresa convenientemente en una de las tantas alegorías que Platón postuló a modo de ejemplo: la alegoría de la caverna, la cual es posible relacionarla con la idea de educación.

La caverna y las sombras que allí se proyectan (que equivalen metafóricamente a la opinión, la creencia y la experiencia sensible) son como una prisión que nos sumerge en la ignorancia y nos lleva al error. Salir de la ignorancia y eliminar todo conocimiento erróneo significaría liberarse de esa prisión para ir en busca de la razón.


Sin embargo, con la liberación no alcanza, hay que iluminar a los que aún están en la oscuridad. De esta manera, es tarea del docente mostrar el camino ascendente hacia el conocimiento y el entendimiento, exponer la vía para llegar a las ideas y guiar al alumno hacia ellas para no incurrir en el error.

Y esto no es sólo aplicado a los alumnos, sino también a los docentes, quienes constantemente deben repensar su actividad.

En conclusión, la educación es un compromiso permanente, no sólo con uno mismo sino también con los demás. No se puede obligar a nadie a aprender pero el docente puede demostrar al alumno el camino seguro para que alcance el conocimiento y otorgar un sentido o propósito para que el conocimiento no se pierda.

Y aunque el aprendizaje pueda resultar “doloroso” porque se necesita esfuerzo para superar las opiniones cotidianas y elevarse hacia lo que verdaderamente es, la recompensa vale el esfuerzo.



sábado, 10 de enero de 2015

El sueño del profesor

Hace varios meses ya que vi esta película, y hace casi un año que leí el libro en el cual se basa. Sin duda, ambos son imperdibles.

Estoy hablando de "Blanca como la nieve, roja como la sangre". Es la historia de un joven que se enamora de la chica más linda de su colegio pero pronto descubre un secreto que puede cambiarlo todo. Mientras tanto, tiene que lidiar con su familia, su mejor amiga y un profesor "molesto".

Rescato un breve diálogo de la película. Prometo próximamente dejar las frases más significativas del libro.

Bien, ahí va:

(El profesor le indica al protagonista de la historia llamado Leo, tras un chiste de éste, que vaya hacia la pizarra. Luego le indica que se siente en el escritorio mientras él se va a sentar en la silla del alumno. A su vez, le dice que tome la lista, busque su nombre y se ponga un 4. El alumno protesta:



Leo: cómo un cuatro, ¿usted está bromeando?

Profesor: No, si el de las bromas es usted. Yo no vengo aquí solo para apoyar mi culo en la silla, como muchos de ustedes seguramente hacen. Yo vengo porque me gusta ser profesor.

Leo: Y a quién no. Ustedes tienen tres meses de vacaciones.

Profesor: No, no es por eso.

Leo: Entonces ya sé por qué. Porque le gusta robarle el pan a los alumnos. (Haciendo referencia al sándwich del alumno que estaba siendo gustosamente deleitado por el profesor)

Profesor: No. Yo vengo porque sueño con un mundo mejor, con un mundo menos superficial, menos ignorante, menos estúpido. Solo que con los adultos no lo consigo ni de broma pero con ustedes hay un 10% de probabilidad que lo consiga.



Mel.-.


viernes, 9 de enero de 2015

La importancia del acto de leer

Flashback:  Abril 2013...

...Voy a hablar sobre la importancia de leer el artículo “La importancia del actor de leer” del pedagogo brasileño Paulo Freire.

Link del artículo:
http://servicios2.abc.gov.ar/lainstitucion/univpedagogica/especializaciones/seminario/materialesparadescargar/seminario4/freire2.pdf



Muy pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre la importancia de leer. Pero leer no es sólo leer un texto que sostenemos en nuestras manos. Como algo que se tiene pero que no se sabe apreciar, el acto de leer es sumamente valioso: nos permite abrir puertas, desde que nacemos y durante toda nuestra vida, para conectarnos con el mundo, con los otros y con la experiencia de estar vivos.

Paulo Freire amplía, gracias a al maravilloso relato que va desde su infancia hasta sus experiencias como educador, una concepción básica sobre lo que significa la lectura. Ésta no es solo la decodificación de las palabras y las oraciones plasmadas en un texto.”Leer” también es “leer el mundo”. 

La lectura del mundo, es decir, la percepción activa del contexto inmediato que nos rodea antecede a otra lectura, la lectura de la palabra que se desarrolla cuando la alfabetización comienza en el seno de la familia y/o en la escuela y transcurre mientras percibimos críticamente los textos que leemos. 

Gracias al aprendizaje de ésta última es posible la continuidad de la primera.  De este modo, una lectura de la palabra–mundo conjuga las dos lecturas anteriores en una sola, mucho más crítica y llena de sentidos.

 Teniendo en cuenta la siguiente frase tomada del pensamiento pedagógico de Freire: “El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”, es posible pensar al docente como un guía que acompaña el encuentro entre el hombre y el mundo que se da a través de las diferentes lecturas ya mencionadas.

A modo de opinión personal, como futuros docentes de Lengua y Literatura debemos reflexionar arduamente sobre la importancia del acto de leer en su sentido más amplio. De esta manera, ya inmersos en el acto de enseñar, vamos a poder guiar al educando para que perciba, para que recree, critique y re-critique y para que llene de sentidos sus respectivas lecturas tanto del mundo y de la realidad como de la palabra.
            
(Trabajo realizado para la materia Prácica docente I)
Mel.-.

Más amables de lo necesario

Esta semana finalicé un libro muy pero muy interesante. Se llama La lección de August de la autora norteamericana R.J Palacio.

El mismo trata sobre un niño de once años de edad con una enfermedad casi impronunciable que le provoca poseer un rostro diferente al de los demás. Es por ello que para todo el mundo él es "anormal", "deforme" o un "monstruo". Cuando ingresa a su primer año de secundaria, muchas cosas le sucederán, algunas de ellas maravillosas y otras, muy pero muy desagradables.

Esta historia habla sobre la tolerancia, sobre no juzgar a un "libro por su tapa", sobre el respeto, la amistad y la amabilidad. Es muy fácil ser amable, ¿no? Pero ¿Y si podemos ser aún más amables de lo necesario? ¿Acaso no habría más tolerancia, más respeto, más compañerismo y más comunión entre todos nosotros?

("No juzgues a un libro  chico por su tapa cara")

La siguiente cita (algo extensa pero es una pieza exquisita) hace referencia a ésta última idea. Es el discurso que el director de la escuela de August pronunció el último día de clases. Aquí va:

Bienvenidos compañeros, profesores y miembros del cuerpo docente… Bienvenidos padres y abuelos, amigos e invitados y, sobre todos, bienvenidos alumnos de quinto y sexto grado… ¡Bienvenidos todos a la ceremonia de graduación del colegio de secundaria Beecher!

Todos aplaudieron.

- Cada año –procedió el señor Traseronian leyendo sus notas con sus gafas de leer casi en la punta de la nariz- me encargan escribir dos discursos de apertura: uno para la ceremonia de graduación de quinto y sexto y otra para la ceremonia de séptimo y octavo que se celebrará mañana. Y cada año me digo que tengo que trabajar menos y escribir solo un discurso que pueda usar los dos días. No parece difícil ¿verdad? Pero cada año acabo escribiendo dos discursos diferentes, sean cuales sean mis intensiones, y en este curso por fin he averiguado por qué. No es, como se podría suponer, porque mañana vaya a dirigirme a un público con mucha más experiencia en secundaria, mientras que a ustedes les queda casi todo el camino por delante. No, creo que tiene más que ver con la edad que tienen ahora, en este momento de sus vidas que, a pesar de llevar veinte años rodeado de alumnos de su edad, sigue conmoviéndome. Porque están en la cúspide, chicos. Están en el límite entre la infancia y todo lo que viene después. Se encuentran en un momento de transición.

- Aquí estamos todos reunidos –continuó el señor Traseronian, quitándose las gafas y usándolas para señalar al público-, sus familias, amigos y profesores para celebrar no sólo sus logros en este último curso sino sus infinitas posibilidades. Cuando piensen en éste último curso quiero que miren dónde están ahora y dónde estaban. Todos han crecido un poco, se han hecho más fuertes, un poco más lisos… o eso espero.

Algunas personas de entre el público se rieron.

- Pero el mejor modo de medir lo que han crecido no es por centímetros ni por el número de vueltas que puedan correr alrededor del circuito, ni siquiera por sus notas, aunque son cosas importantes, claro está. Se mide por lo que han hecho con su tiempo, por cómo han elegido pasar sus días y con quien se han juntado este año. Para mí, esa es la mejor manera de medir el éxito.

- Hay una frase maravillosa en un libro de J.M. Barrie […] titulado El pajarito Blanco dice… -se puso a pasar páginas de un librito hasta que encontró la que buscaba, y volvió a ponerse las gafas- : << ¿Podríamos  hacer una nueva regla: intentar siempre ser más amables de lo necesario?>>

El señor Traseronian miró al público.

- Más amables de lo necesario –repitió- Qué frase tan maravillosa, ¿verdad? Más amables de lo necesario. Porque no basta con ser amables. Uno debería ser más amable de lo necesario. Les diré por qué me encanta esa frase, esa idea: es porque me recuerda que, como seres humanos, llevamos dentro no solo  la capacidad para ser amables, sino la elección de ser amables. ¿Y qué significa eso? ¿Cómo se mide? No se puede usar una regla. Es lo que iba a decir antes: no es como medir cuánto han crecido en un año. No es exactamente cuantificable ¿Verdad? ¿Cómo sabemos que hemos sido amables? ¿En qué consiste ser amable?

Volvió a ponerse las gafas y comenzó a hojear otro librito.

- Hay otro pasaje de otro libro que me gustaría compartir con ustedes –dijo—Tengan paciencia mientras lo busco… Ah, aquí está. En Bajo la mirada del reloj, de Christopher Nolan, el protagonista es un joven que se enfrenta a desafíos extraordinarios. Hay una parte donde alguien lo ayuda: un chico de su clase. En apariencia, es un pequeño gesto, pero para ese jovencito, que se llama Joseph, es… Si me permiten…

Carraspeó y se puso a leer el libro.

- << En momentos así, Joseph reconoció la cara de Dios con forma humana. Brillaba en su amabilidad hacia él, refulgía en su entusiasmo, daba pistas de su preocupación. Es más, acariciaba su mirada>>.

- Brillaba en su amabilidad hacia él –repitió Traseronian, sonriente- Qué cosa tan sencilla, la amabilidad. Qué cosa tan sencilla…Una bonita palabra de ánimo que alguien te ofrece cuando la necesitas. Un acto de amistad. Una sonrisa pasajera.

Cerró el libro, lo apartó y se inclinó hacia adelante en el podio.

- Chicos lo que quiero transmitirles hoy es que intenten comprender el valor de esa cosa tan sencilla llamada amabilidad. Esa es la idea que quiero dejarles hoy. […] Lo que quiero es que ustedes, mis alumnos, saquen de su experiencia en secundaria es la certeza de que en el futuro que ahora están labrando, todo es posible. Si cada uno de los presentes convirtiese en norma que dondequiera que estén, siempre que puedan, intenten ser un poco más amables de lo necesario…  el mundo sería un lugar mejor. Y si lo hacen, si se comportan con un poco más de amabilidad de lo necesario, alguien en alguna parte, algún día, quizá reconozca en ustedes, en casa uno de ustedes, la cara de Dios.

Hizo una pausa y se encogió de hombros.

- O cualquier otra representación de la bondad universal políticamente correcta en la que crean –se apresuró a añadir, sonriendo y con eso ganó un montón de risas y aplausos, sobre todo de la parte de atrás del auditorio, donde estaban sentados los padres.



Mel.-.


jueves, 8 de enero de 2015

Regla N° 1 del buen educador: saber despertar el interés y la curiosidad del educando.

La Primera cuestión que deberás saber de mi es que estudio el profesorado de educación secundaria en Lengua y Literatura.


¡Guau!


Pero dejaré para otro momento la historia de cómo llegue a querer estudiar esta carrera tan maravillosa... SUS-PEN-SO.


A Continuación, podrán deleitarse con el siguiente video que encontré el día de ayer. ¿Es Posible mezclar el hip hop con ciencias en el aula?

Un profesor en los Estados Unidos pudo hacerlo gracias a un proyecto o programa que ideó. El mismo del consistió en mezclar aquellos temas que son inductores del sueño con métodos que se conectan directamente con el interés del estudiante y su curiosidad profunda.

El Resultados fue el siguiente:






Me quedo con dos reflexiones. De los alumnos:

"Esto está hecho para nosotros. Lo que hago es música"


"Ellos dicen, todo lo que haces es rapear. Yo digo, todo lo que haces es respirar."


Y del profesor:


"El proyecto Genios de la Ciencia empieza con que vayan a clases, que piensen que la ciencia es buena y escriban unas lineas. Sobre eso podemos empezar a construir, para construir conocimiento y experiencia. Pero tienes que empezar en alguna parte, empiezas trayéndolos y que se emocionen por aprender. Ese es el objetivo".





Mel.-.

Primer post

Primer post...

Tal vez deba explicar de qué va esto, por qué le he puesto a mi blog "prácticas de la libertad" , cómo surgió la idea, cuál es mi objetivo, etc, etc, etc.

Sin embargo, la única respuesta que encuentro a todas estas preguntas es "no lo sé". Ojalá descubra, en cada entrada, un sentimiento o una certeza que me acerque más y más a la verdad.

Por lo pronto, me quedo con mis preguntas y con este impulso que me nace desde el interior para sumergirme en un proceso de búsqueda.

Una búsqueda que sería inútil si no tuviese libertad.

No hay nada más humano que poner en práctica no sólo la libertad inherente que creemos poseer, sino también aquella que nos ganamos día a día.



Para finalizar este primer post, dejo una reflexión en forma de poema que casualmente encontré hoy y que se titula "Las cuatro libertades"

Pensar y lo que piensas decirlo libremente
sin ira y sin agravios
sin orillos que reduzcan el vuelo de tu mente
ni mordaza en el labio.

Recitar, sin sordinas, tu oración milenaria
que sube al infinito,
sin sombra que oscurezca la luz de tu plegaria
ni turbe la sagrada dignidad de tu rito

Desplegar el fecundo valor de tu energía
sin pena ni embargo,
para ganar en calma tu pan de cada día
y ofrecer, a quien ames el fruto de tu brazo

Vivir sin la tortura de infamias imprevistas,
en paz contigo mismo y al amor de tu credo
vivir en el disfrute total de tus conquistas,
sin rubor y sin miedo.


Ramiro Hernández Portela
(Inspirado en las cuatro libertades proclamadas en la declaración de los Derechos Humanos)

Mel.-.