miércoles, 29 de marzo de 2017

Relaciones hiperestéticas: “La sociedad de los poetas muertos” y “Another brick in the wall”

Octubre 2014

El siguiente trabajo consta de una relación hiperestética entre dos obras artísticas: la canción “Another brick in the wall” (Otro ladrillo en la pared) de Pink Floyd y el film “La sociedad de los poetas muertos”. La primera es una canción perteneciente a la película británica “Pink Floyd – The wall” (1982) del director Alan Parker. Y la segunda se trata de una película estadounidense dirigida por Peter Weir (1989) y protagonizada por Robin Williams.
A pesar de ser obras de características diferentes – una es una canción que realiza una crítica sobre un sistema educativo determinado, y la otra es un film que representa una situación en particular que acontece en una institución educativa – podemos encontrar aspectos similares en las mismas que nos permitirán reflexionar sobre la educación en sí.
Comenzamos preguntándonos: ¿Qué significa ser un ladrillo en la pared? Tal y como expresa la canción de Pink Floyd, la escuela parece ser el lugar perfecto para la producción de “ladrillos”, es decir, de niños y jóvenes estandarizados y homogéneos que entran a la escuela y salen tiempo después para reproducir indefinidamente el orden establecido.
La escuela, o mejor dicho, la educación cuestionada por la canción es aquella cuyos objetivos se basan en que el alumno reciba pasivamente los conocimientos que un docente “deposita” en él. A su vez, esta educación tiene como aliada a la disciplina porque tiende a la correcta disposición de los cuerpos, a la moderación de los mismos, al acatamiento de reglas a seguir y a castigos ante faltas cometidas. La escuela, entonces, pasa a ser análoga a una fábrica, ya que su finalidad es la de crear productos idénticos, perfectos y útiles, privilegiando la obtención de eficientes resultados.
Se va generando así, un muro o una pared que rodea a los alumnos y que no los deja ver más allá, que no los deja ser libres. Esa pared se convierte en la realidad en la que viven. Por ejemplo, cuando en el video de la canción de Pink Floyd muestran a un profesor que le dice a un alumno que no debe escribir poesía. El docente se pone a ridiculizar y a humillar al alumno delante de todos sus compañeros ya que ese no es el perfil de alumno que se pretende tener.
Este perfil de alumno exigido se caracteriza por una persona que no sea imaginativa, que no piense por sí mismo sino que se limite a escuchar y asimilar lo que se le explica, que no opine, que no vaya más allá de su pensamiento y que acepte lo dicho por el docente sin cuestionarlo.
También, en la película “La sociedad de los poetas muertos”, se retratan a profesores que castigan físicamente a sus alumnos y a padres exigentes que no quieren escuchar a sus hijos. Es así como cada sujeto, a su vez, va formando parte de esa pared de modo que todos juntos, cual idénticos ladrillos, conforman un muro que los obstaculiza.
Esta educación es la que se imparte es la escuela Walton, la institución educativa donde transcurren los hechos de la película. Aquí, no existe la innovación por parte de los docentes (ni la posibilidad de concebir a la idea “innovación” por parte de los alumnos), no se desarrolla la creatividad y por supuesto, tampoco la autorrealización, la autonomía y el autodescubrimiento.
A su vez, no hay lugar para que los alumnos se motiven, para que sean partícipes de la construcción de los conocimientos y ni que hablar de la posibilidad de ir más allá del libro y de la explicación del profesor. Hasta la llegada del profesor Keating.
Keating es el típico profesor que llega para plantear algo diferente, para romper esquemas. Su propuesta se basa en que cada uno de sus alumnos sea como quieran ser. Básicamente, lo que quiere es romper con ese orden establecido para que sus alumnos dejen de ser un ladrillo más en la pared, brindarles herramientas para que los jóvenes derriben sus muros.
La idea de libertad, es la que va a primar en su discurso. Libertad, en primer lugar, para no ser un profesor tradicional, ya que cuestiona el diseño curricular y los métodos de enseñanza. Y en segundo lugar, para proponer nuevas oportunidades de aprendizaje y nuevas metodologías. Él va inculcando en sus jóvenes estudiantes, por ejemplo, la posibilidad de ver las cosas desde otro punto de vista, la libertad para vivir el día o el momento (filosofía del Carpe Diem), la libertad para pensar por uno mismo y no guiarse por las palabras ajenas, la libertad para pensar críticamente y la libertad para escribir poesía y expresar sus emociones a través de la palabra. Lo que desea transmitir el profesor, es la búsqueda de la libertad individual de cada uno de sus alumnos, respetando sus subjetividades.
Por lo tanto, y teniendo en cuenta que los jóvenes protagonistas del film están en una edad donde buscan conformar una identidad propia y donde buscan explorar sus posibilidades vocacionales, el profesor Keating, por ejemplo, le brinda herramientas a Neil para que se decida a concurrir a la audición y, por otro lado, apoya e incentiva a Todd para que pierda la timidez y pueda expresar “su” poesía.
Es así como, gracias a este simple cambio de enfoque, estos jóvenes deciden formar parte de la sociedad de los poetas muertos dedicándose a leer producciones propias o ajenas dentro de una cueva ubicada en algún rincón del campus de la escuela. Esta agrupación representa esa negación  de la libertad de expresión que sufren en la escuela, porque al ser poetas sin “libertad” son poetas “muertos”.
Sin embargo, la educación no pasa solamente por la escuela. Este aspecto sumamente positivo que significa la educación para la libertad, en el film desemboca en un resultado trágico para Neil: termina suicidándose. Esto se debe a que el entorno familiar y escolar del adolescente y las exigencias impuestas, contrastan rotundamente con esta idea de libertad propuesta por el profesor. De esta forma, se produce en el joven un gran conflicto porque él mismo no cuenta con las herramientas para resolver esta contradicción.
Hay escuelas que se asemejan de alguna manera a la realidad de Welton porque, ya sea por la aspiración de lograr buenos resultados o por el afán de privilegiar la enseñanza, al pie de la letra, de los contenidos del currículo se olvidan de formar jóvenes íntegros. De esta manera, los alumnos terminan por no conocerse a sí mismos lo que repercute en la incertidumbre que significa no sólo su futuro profesional sino también su futuro en todos los aspectos de la vida personal.

La escuela debe posibilitar que los alumnos se auto-descubran, inspirarlos a ser libres y acompañarlos al decidir su camino porque sin compañía, se los deja a la deriva de sus impulsos. Sin compañía del docente y sin educación para la libertad, los alumnos no son más que otro ladrillo en la pared.



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