Octubre 2014
El siguiente trabajo consta de
una relación hiperestética entre dos obras artísticas: la canción “Another brick in the wall” (Otro
ladrillo en la pared) de Pink Floyd y el film “La sociedad de los poetas muertos”. La primera es una canción
perteneciente a la película británica “Pink
Floyd – The wall” (1982) del director Alan Parker. Y la segunda se trata de
una película estadounidense dirigida por Peter
Weir (1989)
y protagonizada por Robin Williams.
A pesar de ser obras de
características diferentes – una es una canción que realiza una crítica sobre
un sistema educativo determinado, y la otra es un film que representa una
situación en particular que acontece en una institución educativa – podemos
encontrar aspectos similares en las mismas que nos permitirán reflexionar sobre
la educación en sí.
Comenzamos preguntándonos: ¿Qué significa ser un ladrillo en la pared? Tal y como expresa la
canción de Pink Floyd, la escuela
parece ser el lugar perfecto para la producción de “ladrillos”, es decir, de
niños y jóvenes estandarizados y homogéneos que entran a la escuela y salen
tiempo después para reproducir indefinidamente el orden establecido.
La escuela, o mejor dicho, la
educación cuestionada por la canción es aquella cuyos objetivos se basan en que
el alumno reciba pasivamente los conocimientos que un docente “deposita” en él. A su vez, esta
educación tiene como aliada a la disciplina porque tiende a la correcta disposición
de los cuerpos, a la moderación de los mismos, al acatamiento de reglas a
seguir y a castigos ante faltas cometidas. La escuela, entonces, pasa a ser
análoga a una fábrica, ya que su finalidad es la de crear productos idénticos,
perfectos y útiles, privilegiando la obtención de eficientes resultados.
Se va generando así, un muro o
una pared que rodea a los alumnos y que no los deja ver más allá, que no los
deja ser libres. Esa pared se convierte en la realidad en la que viven. Por
ejemplo, cuando en el video de la canción de Pink Floyd muestran a un profesor
que le dice a un alumno que no debe escribir poesía. El docente se pone a ridiculizar y a humillar al alumno delante de
todos sus compañeros ya que ese no es el perfil de alumno que se pretende
tener.
Este perfil de alumno exigido se caracteriza por una persona que no
sea imaginativa, que no piense por sí mismo sino que se limite a escuchar y asimilar
lo que se le explica, que no opine, que no vaya más allá de su pensamiento y
que acepte lo dicho por el docente sin cuestionarlo.
También, en la película “La sociedad de los poetas muertos”, se
retratan a profesores que castigan físicamente a sus alumnos y a padres
exigentes que no quieren escuchar a sus hijos. Es así como cada sujeto, a su vez,
va formando parte de esa pared de modo que todos juntos, cual idénticos
ladrillos, conforman un muro que los obstaculiza.
Esta educación es la que se
imparte es la escuela Walton, la
institución educativa donde transcurren los hechos de la película. Aquí, no
existe la innovación por parte de los docentes (ni la posibilidad de concebir a
la idea “innovación” por parte de los alumnos), no se desarrolla la creatividad
y por supuesto, tampoco la autorrealización, la autonomía y el
autodescubrimiento.
A su vez, no hay
lugar para que los alumnos se motiven, para que sean partícipes de la
construcción de los conocimientos y ni que hablar de la posibilidad de ir más
allá del libro y de la explicación del profesor. Hasta la llegada del profesor
Keating.
Keating es el típico profesor que
llega para plantear algo diferente, para romper
esquemas. Su propuesta se basa en que cada uno de sus alumnos sea como
quieran ser. Básicamente, lo que quiere es romper con ese orden establecido
para que sus alumnos dejen de ser un ladrillo más en la pared, brindarles
herramientas para que los jóvenes derriben sus muros.
La idea de libertad, es la que va
a primar en su discurso. Libertad, en primer lugar, para no ser un profesor
tradicional, ya que cuestiona el diseño curricular y los métodos de enseñanza.
Y en segundo lugar, para proponer nuevas oportunidades de aprendizaje y nuevas
metodologías. Él va inculcando en sus jóvenes estudiantes, por ejemplo, la
posibilidad de ver las cosas desde otro punto de vista, la libertad para vivir
el día o el momento (filosofía del Carpe Diem), la libertad para pensar por uno
mismo y no guiarse por las palabras ajenas, la libertad para pensar
críticamente y la libertad para escribir poesía y expresar sus emociones a
través de la palabra. Lo que desea transmitir el profesor, es la búsqueda de la
libertad individual de cada uno de sus alumnos, respetando sus subjetividades.
Por lo tanto, y teniendo
en cuenta que los jóvenes protagonistas del film están en una edad donde buscan
conformar una identidad propia y donde buscan explorar sus posibilidades
vocacionales, el profesor Keating, por ejemplo, le brinda herramientas a Neil
para que se decida a concurrir a la audición y, por otro lado, apoya e
incentiva a Todd para que pierda la timidez y pueda expresar “su” poesía.
Es así como, gracias a este simple cambio de
enfoque, estos jóvenes deciden formar parte de la sociedad de los poetas muertos dedicándose a leer producciones
propias o ajenas dentro de una cueva ubicada en algún rincón del campus de la
escuela. Esta agrupación representa esa negación de la libertad de expresión que sufren en la
escuela, porque al ser poetas sin “libertad” son poetas “muertos”.
Sin embargo, la educación no pasa
solamente por la escuela. Este aspecto sumamente positivo que significa la
educación para la libertad, en el film desemboca en un resultado trágico para
Neil: termina suicidándose. Esto se debe a que el entorno familiar y escolar
del adolescente y las exigencias impuestas, contrastan rotundamente con esta
idea de libertad propuesta por el profesor. De esta forma, se produce en el
joven un gran conflicto porque él mismo no cuenta con las herramientas para
resolver esta contradicción.
Hay escuelas que se asemejan de
alguna manera a la realidad de Welton
porque, ya sea por la aspiración de lograr buenos resultados o por el afán de
privilegiar la enseñanza, al pie de la letra, de los contenidos del currículo se
olvidan de formar jóvenes íntegros. De esta manera, los alumnos terminan por no
conocerse a sí mismos lo que repercute en la incertidumbre que significa no
sólo su futuro profesional sino también su futuro en todos los aspectos de la
vida personal.
La escuela debe posibilitar que
los alumnos se auto-descubran, inspirarlos a ser libres y acompañarlos al
decidir su camino porque sin compañía, se los deja a la deriva de sus impulsos.
Sin compañía del docente y sin educación para la libertad, los alumnos no son
más que otro ladrillo en la pared.
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