Mayo 2014
Diversos aspectos de los contenidos teóricos correspondientes a los capítulos I y III del manual “Principios de filosofía” de A. Carpio pueden trasladarse al ámbito educativo, más precisamente al proceder de la labor docente.
Diversos aspectos de los contenidos teóricos correspondientes a los capítulos I y III del manual “Principios de filosofía” de A. Carpio pueden trasladarse al ámbito educativo, más precisamente al proceder de la labor docente.
Uno de los conceptos
principales es el del triple origen de la filosofía: El asombro, la duda y las
situaciones límites.
Con respecto al asombro,
cabe destacar que no es lo mismo el asombro griego que el asombro en la
actualidad. El asombro surgió en un contexto socio- histórico y cultural diferente
al nuestro y proporcionó la oportunidad justa para que el hombre se maravillase frente al mundo. La admiración dio lugar a la pregunta, a la plena conciencia
de la ignorancia y a la búsqueda del saber por el saber mismo. Sin embargo, hoy
el asombro da lugar a la pasividad del hombre. Los medios de comunicación y las
nuevas tecnologías ponen al alcance de todos un centenar de estímulos que no
hacen otra cosa que satisfacer una curiosidad débil de forma rápida y sencilla.
Consideramos que es sumamente importante que la escuela retome los conceptos de
asombro y admiración para trabajar en las aulas y así provocar en los
estudiantes una inquietud indagadora que lleve al conocimiento. Aunque sabemos
que en nuestros días es cada vez más difícil asombrarse y la sorpresa termina
volviéndose indiferencia y aburrimiento, pueden pensarse varias propuestas para
trabajar en las aulas. Por ejemplo, proporcionar la conexión de los alumnos con
la realidad extra escolar: su comunidad. Puede realizarse a través de paseos,
visitas guiadas y excursiones. Esto puede dar lugar a descubrimientos de
aspectos que los jóvenes tal vez desconozcan: los diferentes actores que forman
parte de la comunidad (comerciantes, figuras ilustres, artistas, agentes
políticos), espacios destinados a perpetuar la cultura local (centros
culturales, bibliotecas zonales, museos) e incluso otras instituciones
educativas. Esto mismo puede llegar a despertar la curiosidad de los
estudiantes como también inquietudes nacientes que ellos mismos podrán satisfacer
a través de la iniciativa propia.
Por otro lado, la duda
también se erige como origen del filosofar. La duda productiva permite un
examen riguroso sobre aquello que ya se conoce. Esto permite reconocer el error
adoptando una postura de desconfianza. En la actualidad “el dudar” no es bien
visto. Es tomado como sinónimo de ineficiencia e indecisión. Cuando se genera
una duda debe responderse de manera rápida y sin una revisión profunda.
Constantemente vemos que los jóvenes recurren a internet y a ciertas páginas
(como rincón del vago) a la hora de realizar los deberes. Vivimos en una época
en la cual están dadas todas las respuestas y todos los problemas están pre
resueltos sin que haya lugar para la duda. Entonces ¿Cómo llevar la duda a las
aulas? Por ejemplo, pueden organizarse debates sobre temas que los jóvenes
suelen presentar las mayores inquietudes: inserción laboral, inserción
universitaria, estrategias de estudio, estrategias de lectura, etc. Los debates
no solo van a propiciar respuestas a preguntas dadas sino que también pueden
suscitar nuevas preguntas, creativas y disparadoras poniendo en contraste saberes
previos con saberes posteriores al análisis. Para ser un mejor docente es
necesario tener en cuenta que de la duda se obtiene un examen crítico y una
certeza clara.
Por último, las
situaciones límites provocan la reflexión sobre el sujeto mismo. Una especie de
introspección evaluadora de lo que somos, del lugar que ocupamos en el mundo y
de las situaciones que podemos controlar y las que no podemos controlar. En la
actualidad no suelen tratarse los conflictos con la correspondiente profundidad.
Lejos se está de una reflexión crítica y reflexiva de aquellas situaciones que
nos conmueven, nos movilizan, nos paralizan. Es menester llevar estas nociones
a la clase. El docente debe saber abordar cualquier conflicto que se le
presente no de manera superficial sino con profundidad. Por ejemplo, los films
pueden ser de gran ayuda a la hora de ver como el hombre atraviesa diferentes
circunstancias y el aprendizaje que obtiene durante el proceso. También los
libros y las lecturas pueden servir para generar en los estudiantes, a su vez,
inquietudes, curiosidades y reflexiones. Para ser un mejor docente debe tenerse
en cuenta que las situaciones límites permiten al hombre alcanzar el
autoconocimiento. Otras situaciones límites que pueden ser abordadas en el aula
pueden ser: bullying, embarazo adolescente, violencia, marginación, el
impacto de los medios, ecología etc.
La filosofía está al
alcance de todos y sus conceptos pueden trabajarse en el aula y
funcionar como herramientas a la hora de trabajar con los jóvenes.
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