jueves, 30 de marzo de 2017

Paulo Freire I

Noviembre 2013

Capítulo 1 de “Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa” de Paulo Freire. ¿Porqué considera Freire que enseñar no es transferir conocimiento, cómo lo combina con la idea de que no hay docencia sin discencia y con la idea de que enseñar no existe sin aprender y viceversa?

Freire propone una reflexión crítica sobre la práctica docente que parte de la idea de que tanto teoría como práctica están interrelacionadas y no debe darse una sin la otra. Para ello, el autor plantea una serie de saberes fundamentales, inherentes al educador incluso desde su propia formación. El principio fundamental que subyace a esta interrelación es tener presente que enseñar no es transferir conocimiento por que, en realidad, el conocimiento se va produciendo en dicho proceso. Así, este principio indispensable se combina con la idea de que tanto los docentes como los discentes (educandos) son los sujetos de la educación y, a su vez, tanto el educador como el educando enseñan al mismo tiempo que aprenden porque ambos son los protagonistas del conocimiento.

En efecto, el docente debe convencerse que “enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción” (Freire, Paulo: Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Pág.8). Enseñar no es un proceso en el cual el educador deposita el conocimiento en el educando (Esto sería la educación bancaria). El docente debe asumirse como sujeto que produce y que posibilita el saber y su construcción y no un mero sujeto que forma. Al mismo tiempo, el educando ya no debe ser considerado como un objeto a formar o formado por el educador, es decir, como un paciente que recibe los conocimientos acumulados por el sujeto que sabe, sino como alguien que tiene dudas, que es curioso, que puede indagar, un sujeto que participa activamente. 

Es en este sentido la particular relación entre educador y educando: “quien forma se forma y re-forma al formar y quien es formado se forma y forma al ser formado” (Freire, Paulo: Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Pág.8).Por lo tanto, hay una mutua determinación entre educador y educando porque “No hay docencia sin  discencia, las dos se explican y sus sujetos, a pesar de las diferencias que los connotan, no se reducen a la condición de objeto, uno del otro…” (Freire, Paulo: Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Pág.8). En definitiva, no se puede enseñar si no hay un “alguien” a quien entregarle herramientas o posibilitarle la construcción del conocimiento al mismo tiempo que no puede concebirse la enseñanza sin tener en cuenta que también se aprende de ese “alguien”. Esto último se conjuga con la idea de que enseñar no existe sin aprender y viceversa: Quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender” (Freire, Paulo: Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Pág.8).

Cabe destacar la importancia el acto de aprender. Aprendemos todo el tiempo y en diversos ámbitos. El aprendizaje conforma un logro socio-cultural e histórico que nos enriquece como seres humanos ya que posibilita la acumulación de conocimientos para transmitir a las generaciones venideras. El proceso de aprender, según Freire, puede encender en el aprendiz una curiosidad creciente.  Es aquí donde la práctica docente que venimos describiendo en las líneas anteriores debe llevarse a cabo a través de la crítica, siendo ésta el motor para pasar de una curiosidad ingenua a una de carácter epistemológica. La  enseñanza  "bancaria" ya mencionada, deforma la creatividad necesaria del educando y del educador por eso “lo necesario es que, aun subordinado a la práctica "bancaria", el educando mantenga vivo el gusto por la rebeldía que, agudizando su curiosidad y estimulando su capacidad de arriesgarse,  de aventurarse, de cierta forma lo "inmuniza" contra el poder aletargante del "bancarismo". En este caso, es la fuerza creadora del aprender, de la que forman parte la comparación, la repetición, la comprobación, la duda rebelde, la curiosidad no fácilmente satisfecha, lo que supera los efectos negativos del falso enseñar” (Freire, Paulo: Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Pág.9).


En conclusión, es en este sentido en que enseñar no se agota al simple tratamiento del contenido sino que apunta a la producción de las condiciones en que es posible aprender críticamente. Así, tanto educadores como educandos se transforman en sujetos reales de la construcción y reconstrucción del saber, activos y comprometidos conjuntamente a dicha construcción.

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