Junio 2015
INTRODUCCIÓN
El
presente ensayo toma como punto de partida un artículo del Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación llamado “Tecnologías de la información y la comunicación en la escuela”.
Su coordinadora, Viviana Minzi, plantea
un recorrido teórico y analítico sobre los últimos cambios y transformaciones
producidas en la sociedad actual.
Su
eje principal son las tecnologías multimediales y digitales que surgieron en
los últimos tiempos así como su impacto en la institución escolar.
Del
artículo se desprende una serie de preguntas orientadas a un acto reflexivo
tanto de la propia historia personal del lector como de la realidad
cognoscible.
El
punto de partida del proceso se encuentra en la búsqueda de respuestas a
aquellas preguntas y en la hipótesis de que es importante la articulación de
las TIC con la escuela ya que posibilita la apertura del mundo para el joven y
un nuevo recurso didáctico para el docente.
DESARROLLO
Quienes
estamos formándonos en el campo de la docencia y/o quienes ya tuvimos nuestras
primeras experiencias, comprendemos que realizar una reflexión sobre el mundo
actual implica, tal y como señala Viviana Minzi,
la inevitable marca de nuestra subjetividad como condición de posibilidad de
conocimiento:
“…Al ser contemporáneos de los
acontecimientos sociales, políticos, culturales, económicos y educativos que
intentamos comprender, se colarán en nuestras interpretaciones, la historia
personal y las marcas que las situaciones nos han dejado como experiencia.”
Sin
duda, cada persona lleva consigo su trayectoria personal. Si uno ya es un
adulto, puede ver hacia el pasado y reconocerlo como parte del tiempo que ya no
es. Sin embargo, aunque parezca una etapa “superada”, es imprescindible volver
sobre “lo que ya estaba escrito” para reflexionar sobre el presente.
Entre
las diferentes etapas de nuestra historia personal, la juventud es un recorrido
fundamental. No se da en todas las culturas ni en todos los tiempos de la misma
manera. De hecho, cada adolescente es único, es una mezcla de procesos
conscientes e inconscientes donde los diversos caminos recorridos y la historia
individual de cada uno juegan entre sí.
Entonces,
¿Qué recuerdos de mi propia juventud me invaden en este momento?, ¿Cómo eran
mis días durante casi toda la primera década del nuevo siglo? ¿Cómo influye mi
propia juventud en el modo de ver el mundo actual?
Durante
los primeros años de adolescencia, el mundo se presentaba como fuente de
importantes estímulos y desafíos. La escuela presentaba los suyos, desde el
ámbito del conocimiento hasta la interacción tanto con pares como con adultos.
A su vez, por fuera de ella, se extendían las posibilidades de conformar lazos
sociales y amistades en sitios como los clubes de barrio y colonias de verano,
que a su vez eran fuente importante de entretenimiento.
Pero
el mundo presentaba también otra perspectiva, otra cara: por esos tiempos, los
mayores pronunciaban cada vez más seguido la palabra “crisis” y los jóvenes
veíamos como aquel término era aplicable, por ejemplo, tanto a la situación
económica del país en el año 2001 como también al surgimiento de nuevos
conflictos bélicos entre los Estados Unidos y países de Medio Oriente. A través
de la televisión veíamos como las amenazas eran globales y como la inseguridad
y la desesperación eran moneda corriente.
Por
otro lado, también éramos testigos de la introducción de las nuevas tecnologías
en la vida cotidiana. Las computadoras ya no sólo estaban en la sala de
computación de nuestra escuela. Podíamos comprar una y tenerla en casa.
Podíamos comunicarnos con nuestros amigos y compañeros a través del MSN para
hablar de cualquier cosa menos de la escuela. Bueno, en realidad a veces nos
pasábamos la tarea pero ¿Quién podía culparnos?
Todo
era inmediatez y efectividad a la hora de comunicarnos a través de internet. La
información se multiplicó pero también era necesario capacitarnos. En la
escuela secundaria fueron apareciendo poco a poco talleres y materias
relacionadas con este nuevo fenómeno. Cursos sobre “Word” o “Exel” o las
materias llamadas TIC, pasaron a formar parte de la currícula escolar, como
contenido fundamental para que los jóvenes asimilemos.
En
efecto, las formas para relacionarnos con nuestros amigos y con nuestros padres
fueron cambiando (y ampliándose). Conformábamos amistades o interactuábamos con
personas de otras localidades y hasta de otros países, buscábamos foros que se
relacionaran con nuestros gustos e intereses y creábamos páginas en Fotolog
para subir fotos y realizar comentarios. Hasta que surgió Facebook y Twitter y
este tipo de funciones se diversificó.
Los
jóvenes fuimos adquiriendo tanto conocimiento a través de las nuevas
tecnologías que algunos imaginábamos un futuro laboral en contacto con ellas. Y
los que no, no podían dejar de valorar la importancia, por ejemplo, de internet
en la vida misma, como una extensión de nuestras posibilidades o como una
herramienta importante al alcance de nuestras manos.
Al
mismo tiempo, nuestros padres nos demandaban conocimientos porque querían saber
cómo funcionaban esas nuevas tecnologías. Incluso actualmente, seguimos en una
situación en la que los adultos aprenden de los más jóvenes.
De
lo antedicho se desprende que con el avance de las tecnologías de la
información y la comunicación en el ámbito de las instituciones educativas,
surgió la necesidad de diseñar y desarrollar políticas educativas que
contemplen el acceso universal a los recursos informáticos y a internet.
A
partir de éstas políticas es posible identificar dos de las funciones más
importantes de las TIC en las escuelas:
La
primera de ellas está relacionada con la posibilidad que brindan las nuevas
tecnologías de acceder a un amplio caudal de conocimiento. De esta manera, el
mundo se abre, es decir, se expande aún más para el joven, que deja de estar
aislado y sentirse excluido para abrirse a su propio país y al mundo.
Por
otro lado, las TIC son un recurso didáctico que los docentes pueden adoptar a
la hora del proceso enseñanza-aprendizaje. Por ejemplo, en sus orígenes, la
escuela adoptó como una tecnología o un recurso al pizarrón. Los tiempos que
corren colocan sobre la mesa un nuevo instrumento digno de ser tenido en
cuenta.
Ahora
bien, más allá de las políticas que parten del estado y la articulación que los
docentes puedan hacer con los nuevos soportes tecnológicos, son los jóvenes los
verdaderos protagonistas de esta historia.
Para
ejemplificar esta noción, a continuación se expondrá un comentario hecho por
una alumna en el marco de la realización de un trabajo etnográfico
correspondiente a la materia “Práctica Docente I” en el año 2013. Ante la
pregunta ¿Cómo ves la escuela hoy?,
su respuesta fue la siguiente:
“Afuera la vida pasa por la tecnología y acá
dentro lo profesores siguen escribiendo en el pizarrón
como hace dos millones de años. No hay renovación. La escuela debería
avanzar. A mí me
aburre el colegio. Se enseña todo lo mismo, a todos y no se tiene en cuenta que
nosotros tenemos diversos intereses. Las clases se tienen que renovar”
Entonces,
¿Cómo son los jóvenes de hoy y cuál es su relación con la cultura mediática y
digital? ¿Qué demandan a la escuela? ¿Qué estrategias debemos emplear los
docentes para integrar a los jóvenes con las nuevas tecnologías? ¿Con qué
problemas y desafíos nos podemos llegar a encontrar?
En
primer lugar hay que reconocer que las tecnologías están en la sociedad. Las
TIC son casi imprescindibles en el contexto social y la escuela no puede quedarse
al margen. A ella asisten los jóvenes de hoy, que nacieron en esta cultura de
la tecnología y de la imagen, que trae consigo nuevas formas de lenguaje y
nuevas costumbres. La doctora Verónica Dubuc
sostiene al respecto:
"Se puede hablar de una
subcultura con las nuevas tecnologías. Hay otro manejo del tiempo. Se observan
modos diferentes de comunicación y hasta una cultura marcada por la inmediatez
y la revalorización de la imagen por sobre la palabra".
Hoy
en día, por ejemplo, todos los alumnos poseen un celular y lo llevan a la
escuela. Ocho o diez años atrás, no todos tenían uno y los que sí, los dejaban
apagados en el fondo de la mochila. La cultura de la tecnología implica que el
aparato forme parte del cuerpo como si fuera una extensión más. Es por ello que
los jóvenes viven pendientes de ellos a cada minuto y se conectan a Facebook,
mandan mensajitos por Whatsapp y suben fotos a Instagram todo el tiempo,
incluso frente a los profesores.
El
desafío tal vez esté en aprender a negociar con los adolescentes sin negarles
el uso. En la negociación está el acuerdo, la posibilidad de que a través del
diálogo se llegue a una solución válida y respetable para todos.
En
segundo lugar, nos encontramos con que la escuela ya no es la única fuente
válida de conocimiento para las nuevas generaciones. Los niños y los jóvenes obtienen
conocimientos y nuevas destrezas sin la intervención de los adultos. En
consecuencia, las clases van perdiendo lugar y terminan desprestigiándose
frente a otras actividades e intereses.
Como
analiza, Flavia Propper:
“Con la incorporación de las TIC,
se quiebra la asimetría tradicional entre docente y alumno. Hoy los alumnos
tienen acceso a la misma información que los adultos y, desde múltiples
fuentes, se evidencia la pérdida del monopolio de la autoridad escolar. El
“juego” de saberes y poderes se redistribuye de una manera diferente entre sus
protagonistas.”
Sin
duda, los jóvenes de hoy se aburren fácilmente en la escuela, incluso muchos de
ellos presentan problemas de aprendizaje, “copian y pegan” cuando tienen que
hacer trabajos prácticos e incluso leen mucho menos. Y los profesores, a veces
quedan desdibujados frente a la impronta de los alumnos.
Sin
embargo, el rol de la escuela y del docente no se ha desvalorizado frente a la
mirada de la sociedad. Siguen siendo la institución específica (la única)
encargada de cumplir con el mandato fundacional que la sociedad le encargó:
impartir capital cultural y posibilitar la conformación del ciudadano.
El
desafío está en poder plantear en el aula de qué manera las nuevas tecnologías
impactan en la escuela y cómo ésta es y será capaz de articularlas. Y así,
proponer nuevos tratamientos para el saber, por ejemplo, la lectura de
literatura desde las Netbooks o actividades en la red donde los chicos puedan
conectarse con otros jóvenes que escriban en grupos de FanFiction.
En
tercer lugar, los jóvenes de hoy están estimulados tanto por la realidad
concreta como por la realidad virtual. Los juegos en red hasta son jugados en
las mismas aulas. Entonces, los docentes, a través de estrategias y recursos
improvisados deben brindarles nuevos estímulos para captar su atención.
Lo
cierto es que, para captar la atención de los alumnos a veces hay que ampliar
la mirada y recurrir a todas aquellas opciones que sirvan para logar el
objetivo pretendido. Esto se puede conseguir si tenemos en cuenta la gran
variedad apoyos técnicos con los que contamos. Por ejemplo:
“aquellos elementos con conexión a
internet, como las computadoras, la pizarra digital interactiva, los teléfonos celulares
de nueva generación, a los que se suma la contribución de reproductores de DVD,
proyectores, grabadores y filmadoras digitales, así como los periféricos:
impresoras, parlantes potenciados, auriculares, etc., todos soportes de una
cultura digita multimedial”.
En
el pasado, las lecciones en el pizarrón y dictados eran habituales. En la
actualidad, tal vez lo sean pero también otras estrategias y nuevos enfoques
surgieron: debates, cafés literarios, películas para analizar y ferias de
ciencias son algunos ejemplos de estrategias que venimos encontrando quienes
transitamos la escuela secundaria en los últimos años.
Tal
vez, si consideramos a esta época una época de transición podemos encontrar
mixturas en lo que se refiere al uso de las nuevas tecnologías, pero no cabe
duda que el desafío se encuentra en ampliar el horizonte hacia las
posibilidades de diseñar estrategias de enseñanza significativas para las
nuevas generaciones. Por ejemplo, las páginas web o videos de Youtube también pueden
servir como medio para el conocimiento.
Y
por último, los jóvenes de hoy, ligados a las tecnologías, se caracterizan por
hacer menos uso del espacio público. Mientras que varias décadas atrás, el
entretenimiento se hallaba por fuera del hogar, es decir, en las calles, los
clubes y los parques; en la actualidad el joven decide quedarse en casa
conectado a la red. Tal y como expresa Dubuc:
"Hoy hay un menor uso del
espacio público, se sale menos, hay mas miedos. A eso se suma que salir implica
un programa más caro en términos económicos que quedarse en casa dejando que
los chicos pasen la tarde jugando a la play o en la compu".
Entre
las consecuencias se encuentra el hecho de que los padres no sepan poner
límites a sus hijos, y éstos se quedan frente a la pantalla hasta altas horas.
Y puede suceder, al día siguiente, que se queden dormidos en las aulas.
Si
bien, la escuela posibilita en contacto del alumno con el espacio de lo público
(con la comunidad, por ejemplo), el desafío se centra en la posibilidad de
articular aquél espacio con las nuevas tecnologías.
Que
los alumnos puedan debatir la importancia de la conexión, no sólo a nivel
multimedial o digital, sino a nivel comunidad-participantes de la comunidad,
puede llegar a resultar enriquecedor a la hora de conformar nuevas
experiencias.
CONCLUSIÓN
Hasta
aquí, tanto el recorrido personal como el recorrido teórico y expositivo, ha
posibilitado una reflexión válida sobre el fenómeno de las tecnologías de la
información y la comunicación.
La
escuela necesita de las TIC porque ya no puede quedar al margen de un fenómeno
que acapara a la sociedad entera. Es un derecho de los jóvenes, como alumnos, acceder a las nuevas tecnologías y que se le garantice los
beneficios de la misma: un mundo mucho más amplio y accesible.